“Puedo decir que David es uno de esos personajes que gustan pero asustan, el remolino y la intensidad de vivir, era de los que saben que no tienen mucho tiempo para darse el lujo de dormir de noche”.
Mauricio Álvarez Mora
La frase anterior empezó a tomar mucho sentido, mientras investigaba la historia de David Maradiaga, quien murió a sus 27 años. A pesar de ser joven, estuvo involucrado en muchos espacios culturales y de lucha social. Según Fernando Francia, David Maradiaga “desde sus 14 años ingresó como poeta, a la cofradía (casi se le puede llamar así) de Andrómeda”. También fundó y fue parte de distintos talleres literarios. Pero no solamente se involucró en estas áreas culturales, sino también fue un activista ecologista e integró la Asociación Ecologista Costarricense (AECO).
La AECO fue una de las primeras Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) ambientalistas del país, fundada en 1988 por Oscar Fallas Baldí. Esta ONG se caracterizaba por su posición políticamente comprometida y sus acciones directas. Se oponían a proyectos empresariales, los cuales amenazaban con destruir la biodiversidad. También, su presión generaba incidencia en la política, ya que denunciaban el incumplimiento de la legislación ambiental por parte del gobierno.
Algunas de las campañas realizadas por la AECO fueron la lucha contra la contaminación, ocasionada por la compañía Metalco en Cuatro Reinas de Tibás, la campaña por la protección del Parque Metropolitano de la Sabana en San José y la lucha en contra de la contaminación de aguas, causada por la empresa TICOFRUT.
Dos de las campañas que tuvieron gran influencia y de las cuales participó David Maradiaga, fueron: a. la participación en el Foro Emaús, el cual denunciaba las actividades contaminantes de las empresas bananeras en la Zona Atlántica del país; b. la campaña en contra de la construcción de un muelle y una planta astillera en la península de Osa, planeada por la empresa Ston Forestal S.A.
AECO como piedra en el zapato para Ston Forestal
Para la década de 1990, la tercera corporación papelera más importante del mundo, puso sus ojos en Costa Rica. Tenía un historial muy oscuro, una deuda con el ambiente por su fama de ser una empresa muy contaminante. Esta compañía vio al país como una oportunidad, no solo de hacer dinero, sino para renovar su imagen en el ámbito ambiental, ya que Costa Rica era visto en el plano internacional como un país ecológico. A principios de la década de 1990, Ston Forestal tenía serios problemas financieros y le era vital concretar el proyecto en Costa Rica. Por esta razón, a esta empresa, con esta trayectoria, no le agradó la campaña en su contra.
Gran parte de los vecinos de la península de Osa no estaba a favor de Stone Forestal. Distintos pobladores de la zona indicaron que la empresa había ayudado a un finquero a despojar a personas de sus terrenos, quemando de sus viviendas. En 1991, una plantación de melina y la construcción de un dique de la empresa secaron una laguna en la finca "Ojo de Agua", la cual era el hábitat de distintas especies de aves, lagartos y peces.
Es así que con la llegada de la AECO a la región se formó una alianza de vecinos de la península, ecologistas, científicos, y políticos para frenar la plantación de melina y la construcción del muelle astillero. El argumento fue que la industrialización afectaría la biodiversidad y áreas boscosas protegidas.
En 1993, la AECO se involucró en el conflicto. La organización realizó toda una campaña de investigación científica sobre el impacto ambiental, no solo de las construcciones del muelle y la planta astillera, sino también de las problemáticas ambientales del monocultivo de melina. Esta campaña tuvo un gran impacto, ya que la cantidad de tierra sembrada de melina por la empresa disminuyó drásticamente de 3367 hectáreas en 1991 a 932 hectáreas en 1994.
La AECO se convirtió en una piedra en el zapato para los intereses de la empresa. El trabajo de la organización se realizaba a partir de investigaciones científicas, a partir de cuyos resultados divulgaban las problemáticas y deficiencias del proyecto, a través de la prensa y espacios de debate en los cuales participaban especialistas, vecinos de la comunidad y personeros de la empresa. Por lo tanto, los negocios que tenía la Ston Forestal en la zona Sur del país se volvieron un tema de interés nacional.
Las personas que estuvieron más involucradas en esta lucha fueron Oscar Fallas y María del Mar Cordero. Sin embargo, esta fue una lucha en la que predominaron las mujeres. María del Mar Cordero, junto a otras compañeras de la AECO, organizó un grupo de vecinas de la península de Osa, a las cuales David Maradiaga llamaba “las mujeres de fuego”, quienes fueron las más activas en esta campaña.
El papel que desempeñó David Maradiaga en este proceso se basó en el trabajo con jóvenes de la zona y en el diseño de la estrategia publicitaria en contra de la empresa. La organización de las personas jóvenes se le facilitó, debido a que un grupo de estudiantes de colegio estaba articulado para atrapar a personas que capturaban aves en vías de extinción, rotular y limpiar las playas y las calles. David Maradiaga se alió con esta agrupación y con este trabajo en conjunto, realizaron distintas acciones para las manifestaciones en contra de Ston Forestal, como la confección de pancartas, carteles, rótulos, exposición de fotografías, entre otras.
El principio del fin
El trabajo de la AECO y la organización de los vecinos de la zona tuvo éxito en distintos sentidos. El principal logro conseguido fue el traslado de la construcción del muelle, el cual se planeaba construir en el corazón del golfo Dulce e iba a tener un gran impacto ambiental.
El festejo de esa victoria duró muy poco para la AECO. Tres días después, el 7 de diciembre de 1994, ocurrió un trágico evento. Un incendio destruyó por completo una casa ubicada en Guadalupe (San José, Costa Rica). Dos hombres murieron en sus respectivas camas y una mujer fue calcinada, mientras luchaba por escapar de las llamas, sin poder salir de la vivienda. Se trataba de María del Mar Cordero, Oscar Fallas y otro integrante de la organización ambientalista, Jaime Bustamente.
Las investigaciones realizadas por el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) indicaron que el incendio no fue intencionado. No obstante, y como lo menciona Helena van den Hombergh “no se pudo hallar una causa del incendio”. Es necesario destacar que tiempo antes del incendio, la AECO había recibido distintas llamadas anónimas amenazando la vida de sus integrantes.
Muerte de David Maradiaga
A pesar del evento del incendio, la organización continuó su activismo en distintas partes del país. David Maradiaga fue el encargado de la estrategia de otra campaña iniciada días antes del incendio, en contra de las actividades de la compañía minera de oro canadiense Placer Dome. David Maradiaga también continuó con la organización con los jóvenes en península de Osa. Con ellos tenía planeadas varias actividades como campamentos que nunca se pudieron realizar.
Mauricio Álvarez fue amigo y compañero de David Maradiaga en la AECO. En una entrevista exclusiva al diario Más allá de la Cortina expuso distintos acontecimientos relacionados a la muerte de David Maradiaga.
Era el mes de julio de 1995. Habían pasado siete meses desde fatídico incendio y la muerte de Oscar Fallas, María del Mar Cordero y Jaime Bustamante. Era el inicio de las vacaciones de medio año. David Maradiaga planeaba ir a Nicaragua, su país natal, para pasar 15 días de vacaciones. Sus amistades de la AECO se despidieron de él en la rotonda de la Hispanidad y no sospecharon que le hubiera pasado nada, porque pensaban que se encontraba de viaje.
Cuando se cumplieron los 15 días de vacaciones y no había noticias de David Maradiaga sus amistades y familiares empezaron a inquietarse. Según Mauricio Álvarez, la preocupación se debía al acontecimiento precedente de las muertes provocadas por el incendio. Estaba desaparecido, la familia realizó pesquisas en la zona fronteriza, en los hospitales y en la morgue. No había noticias. Después de la búsqueda, un trabajador de la morgue les llamó porque reconoció el cuerpo de David. La llamada fue realizada en el mes de agosto, pero según los datos de la morgue, el levantamiento del cuerpo fue el 14 de julio, en el parque Mangos en Zapote.
A los integrantes de la AECO, las respuestas sobre la muerte de David Maradiaga les dejaron una serie de dudas y vacíos. Según Mauricio Álvarez, la autopsia indica que David Maradiaga murió ahogado por su propio vómito, debido a la ingesta de bebidas de alcohol y alimentos. Sin embargo, no hubo un proceso de investigación relevante, a pesar de que la AECO había recibido amenazas de muerte.
Según Mauricio Álvarez, David Maradiaga dejó un gran aprendizaje para todos las personas que lo conocieron: la importancia de crear espacios en los que se combinen cultura y ecologismo para la juventud, una población que debe explotar todo su potencial y enriquecer a las demás generaciones. David Maradiaga era un gran conocedor del ecologismo y tuvo la habilidad de ser un puente generacional entre jóvenes y adultos para organizar procesos de lucha social.
La falta de una investigación sobre las causas de la muerte de David Maradiaga deja un sinsabor de boca, esto debido al contexto ecológico, político y cultural en el que se desenvolvía el activista y el momento específico de su muerte. Solo nos queda decir que la ausencia de David Maradiaga y la posterior desintegración de la AECO dejaron un vacío en los movimientos organizados de investigación y acción directa en contra de aquellos intereses económicos que atentan en contra del ambiente y las poblaciones más pobres del país.
Nota aclaratoria:
Este artículo se desarrolló a partir del libro Guerreros del Golfo Dulce de Helena van den Hombergh. El artículo David Maradiaga: la rabia de la injusticia de Fernando Francia y una entrevista a Mauricio Álvarez Mora.
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Modo de citado:
Rojas Herrera, I. (30 de julio, 2020). 25 años de una muerte irregular: el caso de David Maradiaga. Memoria Histórica. Más allá de la Cortina. Heredia, Costa Rica: Cátedra Autónoma de Filosofía Política.