“Solo por ser mujer”, era una frase que escuchaba recurrentemente y debo confesar que no tenía tanto significado para mí, hasta que la viví en carne propia, pocos días después de conocer al filósofo Luis Ángel Salazar, del programa radial Alternativas.
Este sujeto me invitó a participar varias veces en el programa Alternativas y habíamos acordado que yo participaría el 18 de setiembre. Después el señor empezó a escribirme de forma inadecuada (habíamos conversado solo tres veces, relacionado a mi participación del evento y de colaboraciones entre el diario Más allá de la Cortina y Alternativas), algunas de sus frases: "Me fascina conversar contigo" "hagámoslo a menudo", "Con todo RESPETO y en el mejor de los sentidos, ¡TQM!".
A mí no me gustó su manera de expresarse por lo que cambié mi forma de comunicarme (a una más cortante), después de ahí no me mencionó nada del evento del programa del 18 de setiembre que me había invitado y días antes me envió el afiche de la actividad con los panelistas, eran puros hombres y en el afiche yo no estaba. A mí me indignó por completo, no era justo que por no querer responder de buena forma a sus modos de expresión totalmente acosantes, había sido invisibilizada y menospreciada en lo profesional, ni siquiera pudo excusarse y desinvitarme de la actividad.
En eso yo procedí a preguntarle a Luis Ángel Salazar el porqué me había excluido sin avisarme y que yo ya me venía preparando para la actividad. Su respuesta fue un mensaje de texto que evidenciaba aún más su machismo:
“Cordiales saludos extensivos a tus seres amados. Asumo por completo la responsabilidad de lo sucedido y le ofrezco mis sinceras disculpas. Solo me resta hacer los siguientes comentarios: 1.- Todo lo sucedido es de mi absoluta incumbencia pues, las y los compañeros de "Alternativas" no conocieron siquiera lo que estaba sucediendo. 2.- En verdad siento mucho lo sucedido, solo difiero un poquito de su criterio cuando deja ver que "perdió su tiempo" investigando pues, entender y dominar este tema es totalmente indispensable para comprender los grandes problemas que hoy azotan a nuestro Pueblo y, cómo resolverlos. 3.- Atribuyó en parte lo sucedido a un desgraciado "lapsus senil", quizá atenuado por suponer, no muy conscientemente por cierto, que como usted me lo confirma, si no le envié la "organización" de esa emisión, entendería que que no participaría en ella. 4.- Jamás fue mi intensión ofenderla. Deseándole un feliz fin de semana extensivo a sus seres queridos quedo a sus gratas órdenes.”
Ante este mensaje, mi respuesta fue:
“Don Luis Ángel. Su respuesta deja mucho que desear. Cae en una profunda contradicción. Por un lado apela a que esto se debió a un lapsus senil y por otro a que debí entender que si no me envió la organización de la actividad, usted me estaba "desinvitando". Segundo, esto no fue un hecho aislado. Usted primero me mandó un mensaje todo irrespetuoso, un mensaje no propio para alguien que viene conociendo y que le busca por motivos profesionales, diciéndome que le gustaba mucho hablar conmigo, que lo hiciéramos más a menudo y un falto de ética «TQM». Inmediatamente cambié mi modo de conversar, porque no me sentí segura con usted. Luego, de 4 personas invitadas al programa soy yo, la única mujer, la excluida, y en semejante contexto. Don Luis Ángel yo coordino, con otras compañeras una sección de feminismos en nuestro diario y lo que no va a quedar invisible es esta situación. No hay de aquí en adelante ninguna relación de alianza con Alternativas y vamos a informar al equipo el motivo y a nuestros contactos feministas esta situación”.
De ahí el descarado no respondió y tras de eso, una semana después de lo sucedido, me envió el afiche de su siguiente programa. ¿Cómo es posible que este señor me siguiera enviando mensajes sobre sus programas como si nada hubiera pasado, haciendo gala de su impunidad, como un ser intocable o al que no le importa recibir este tipo de acusaciones porque está muy seguro que, como un gato, siempre sabrá caer?
Debido a esta situación he reflexionado mucho y me he preguntado: ¿y qué hubiera pasado si yo no fuera mujer o le hubiera aceptado el modo poco profesional de conversarme a este señor? Quizá para algunas personas, esto que escribo “no sea para tanto”. Yo misma, en algún momento de mi vida hubiera visto esto como algo desagradable, pero normal. Así nos han enseñado a naturalizar la violencia de género y el acoso. Debo confesar que en este proceso, me he llegado incluso a sentir culpable, porque a las mujeres se nos ha enseñado a cargar con la culpa de otros y en especial de machistas como Luis Ángel Salazar. Incluso he llegado yo misma a dudar: así de fuerte es el efecto del acoso en una mujer.
Quiero agradecer a mis compañeras de la sección de Feminismos y al equipo de la Cátedra Autónoma de Filosofía Política, ya que gracias a estas personas realmente viví las consignas No estás sola y Yo sí te creo, lo cual me ayudó a denunciar a este acosador ante su programa y ahora ante ustedes.
“Solo por ser mujer”, ahora es una frase con un profundo significado para mí, la he vivido en carne propia y escribo esto con el fin de no quedarme callada, no ser invisibilizada, porque las mujeres tenemos que alzar nuestra voz. Saber que no estamos solas. Muchas otras afrontan situaciones como la que he descrito y las invitó a denunciar públicamente cualquier acto de acoso y agresión.
Ivania Rojas Herrera