Vincent Vega (John Travolta) y Jules Winnfield (Samuel L. Jackson) entran a la habitación de unos jóvenes delincuentes, los cuales desayunan hamburguesas. Vincent y Jules buscan un maletín que pertenece a su jefe, el líder mafioso Marsellus Wallace (Ving Rhames). Bajo amenaza, uno de los muchachos indica que el maletín está en el mueble de la cocina, Vincent lo toma y lo ubica sobre el desayunador, se apresura a poner la clave de la cerradura que no podía ser distinta al número de la bestia. Levanta la tapa, observa el contenido (nosotros no lo vemos). Se ilumina el rostro de Vincent con una tonalidad entre naranja y dorado, quita el cigarrillo de sus labios y su mirada se pierde en una eternidad que dura un par de segundos.
La escena descrita pertenece al universo Tarantino, está incluida en una de sus páginas más brillantes, Pulp Fiction (1994). Mucho se ha especulado sobre el contenido del maletín, desde que ahí está el alma de Marsellus Wallace, hasta que es el botín del robo de Reservoir dogs (1992), película del mismo director.
Debería considerarse un paralelismo con Belle de Jour (1966), adaptación cinematográfica de la novela homónima, de Joseph Kessel, dirigida por Luis Buñuel. La trama es sobre una burguesa masoquista que durante el día ejerce la prostitución a escondidas de su familia y amigos. Tiene una escena intrigante, que Buñuel describe de la siguiente manera en su libro de memorias “Mi último suspiro”: “De todas las preguntas inútiles que me han formulado acerca de mis películas, una de las más frecuentes, de las más obsesionantes, se refiere a la cajita que un cliente asiático lleva consigo a un burdel. La abre, muestra a las chicas lo que contiene (nosotros no lo vemos). Las chicas retroceden con gritos de horror, a excepción de Séverine, que se muestra más bien interesada. No sé cuántas veces me han preguntado, sobre todo mujeres: « ¿Qué hay en la cajita?» Como no lo sé, la única respuesta posible es: «Lo que usted quiera»”.
Sin duda Tarantino que antes de director es un sibarita cinematográfico, ya tendría la referencia de la cajita.
Ese gesto de misterio en sus respectivos filmes, no es lo único que une a estos directores. El fetichismo es evidente, sobre todo el de pies. Basta con ver la película Él (1953) de Luis Buñuel. La primera escena transcurre en una iglesia, el sacerdote realiza un lavado de pies a los feligreses, ya limpios los besa de manera delicada. Fotogramas que pueden ser comparables a las abundantes imágenes de podofilia de los filmes de Tarantino. Cómo olvidar por ejemplo en Del crepúsculo al amanecer (1996), los dedos del pie de Satánico Pandemonium (Salma Hayek) en la boca de Richard Gecko, personaje interpretado por Quentin Tarantino que también firma el guion.
De vuelta al tema que nos atañe, la respuesta «Lo que usted quiera» a la pregunta ¿Qué hay en el maletín o en la cajita?, es onda y nos pone frente a nuestro reflejo, el maletín como metáfora del ser, ¿qué hay en ese adentro? Cierre los ojos y responda para sí mismo.
Quizá la alocada idea del alma deMarsellus Wallace no sea tan descabellada.