Como docente en la Enseñanza de los Estudios Sociales y Educación Cívica, comprendo la importancia de enseñar y aprender sobre historia, pero no todas las personas ven esta disciplina como necesaria. Esto se muestra en el sistema educativo cuando la persona estudiante cataloga los contenidos de historia como ¡Que aburrido! ¡Hay que memorizar mucho! ¡Se lee demasiado! Además, en la cotidianidad, al hablar de historia con familiares o amistades he escuchado comentarios de ¡que pereza, no hablemos de historia!
Esta situación se puede relacionar a partir de los retos que tiene la educación costarricense, donde al final se aprende para obtener una nota y no para disfrutar del proceso de enseñanza y aprendizaje. Esto me ha hecho repensar la separación que existe entre lo académico y las comunidades; es decir, lo que se aprende en el sistema educativo costarricense se queda atrapado en las paredes de un aula, esto porque no se ve la historia como una herramienta. Como lo comenta el historiador Eduardo González Ayala, en entrevista exclusiva para el diario Más allá de la Cortina, la historia “no solo permite comprender el mundo sino cambiarlo”.
En conclusión, si la historia fuera abordada como un instrumento útil para la vida y logra guiar el accionar de las personas para cambiar el mundo, se lograría modificar la visión de ver a la historia como contenidos del pasado que no sirven para nada, sino más bien como un acto de transformación social.
La separación entre la historia y las comunidades no solo la he visualizado desde la educación primaria y secundaria, sino también desde la educación superior. En mi experiencia, la universidad me enseñó muchísimo; pero, siempre observaba que las exposiciones, páginas, conocimientos y aprendizajes enriquecedores expuestos en tesis, artículos, libros y en el aula, solo se dirigían hacia la misma academia y el sistema educativo, por lo que el conocimiento no iba más allá de las mismas personas.
Por otra parte, la historia ha cumplido distintas funciones a través del tiempo, una de estas es negativa, la cual es que la historia es escrita y aprovechada por los vencedores o grupos de poder. Esta situación ha provocado el olvido y silencio de los vencidos, lo que ha generado una ausencia de la criticidad con la que se recuerda los eventos históricos.
Es por estas razones que se desea dar el rescate de la memoria histórica, no mediante museos, monumentos, fechas y sitios de conmemoración que recuerden personajes heroicos y acontecimientos relevantes en la historia de un país; sino más bien, donde se recuerden eventos históricos desde el accionar colectivo, reflexionando acerca de las personas que hacen historia, pero no son reconocidas en muchas ocasiones por esta misma disciplina.
Este rescate de la memoria histórica, será planteado desde la criticidad, vista desde los actores sociales del país, es dar voz a los vencidos u olvidados que han luchado por sus derechos. Por esto es necesario recordar los movimientos sociales que han marcado la historia del país y mediante esto reiterar el actuar de toda una organización de personas creadoras de la historia.
Por lo tanto, mediante una serie de artículos periodísticos se desea exponer con entrevistas a historiadoras e historiadores y a personas participantes de las luchas, distintos movimientos sociales del país, como la Lucha contra el Combo ICE, Lucha en contra del TLC, Luchas por el presupuesto estudiantil y Luchas contra el Combo Fiscal. Además, mediante otros artículos pretendemos ir rescatando los procesos del desmantelamiento de las instituciones públicas.
Estos artículos periodísticos tienen como propósito responder a las preocupaciones ya planteadas, que es enseñar sobre historia mediante un acceso fácil y sencillo a personas dentro y fuera del sistema educativo, y a su vez ir rescatando los eventos históricos desde la visión de los actores sociales y no de los grupos de poder que los medios masivos de comunicación en Costa Rica (Teletica, Repretel, La Nación, entre otros) han ido favoreciendo a través de la historia. Lo necesario de esto es recordar las luchas con el fin de incentivar la recuperación del derecho a la resistencia legítima de los movimientos sociales.